La excomunión de Fernando González
¿Quién entiende a la Iglesia? Excomulgó a Vargas Vila y no le hizo nada a Laureano Gómez. Excomulgó a Fernando González y no le hizo nada a Pablo Escobar. A la Iglesia le hace más daño la opinión que la violencia.
Vargas Vila y Fernando González fueron arrojados a las tinieblas exteriores de la fe oficial. A Fernando primero lo expulsaron del Colegio de San Ignacio de Loyola el día que lo sorprendieron hablando con el diablo. Luego de eso se hizo abogado. Siendo magistrado del Tribunal Superior de Manizales sentenció civilmente: “Tan bueno es Dios que me salvó inspirándome para que lo negara”. La Iglesia leyó en la sentencia la fatídica marca del Anticristo, ese que a finales del siglo XIX en Alemania anunció la muerte de Dios. Y así fue como de un baculazo fulminante arrojaron del “paraíso” al pobre Fernando.
No se sabe si la causa de que Vallejo no haya sido objeto de fulminante baculazo, es que Vallejo en el fondo se parece a los curas, o si es que los curas no están para tomárselo en serio. Lo cierto es que si la falta de una ejemplar sanción le quita credibilidad al recurso, hay algo inmensamente más escandaloso que lo pulveriza para tranquilidad de todos los presentes y futuros excomulgables: la Iglesia nunca excomulgó a Hitler.
Sin atenuantes históricos o morales, estamos en todo el derecho a pensar que a juicio de los excomulgadores de la Iglesia Católica, peor que lo de Hitler, fue el heliocentrismo de Galileo, la mariconada de Oscar Wilde y las sentencias civiles de Fernando González. Los tres condenados sumariamente a las tinieblas exteriores e la fe.
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